miércoles, 10 de agosto de 2011

PELOS DEL MISMO GATO: A CAMBIAR TODO.

Erase un banco a fin de mes, en una interminable fila. Una imagen de la protesta social en la pantalla del televisor del lugar. Un ciudadano cualquiera dice:

- Bah, la universidad no es para todos. Los mejores deben llegar a la universidad.

Detrás de él, alguien mejor informado lo escucha y le interrumpe:

- ¿Sabías qué la mayoría de aquellos que entran a la universidad provienen de las familias más ricas del país y con un amplio capital cultural? ¿Qué estos comprenden aparentemente mejor las cosas y tienen CAPACIDADES ACADEMICAS bastante superiores al de muchos jóvenes que concurren a liceos públicos?

Sin embargo, otro que estaba en la misma fila, menos informado, y que resultó ser un docente universitario, también interviene:

- Es que esos jóvenes de los liceos municipales tienen que esforzarse más cuando estudian en la educación media. Deben hacerlo para entrar a una buena carrera.

Al escuchar esto, otro que estaba igual de desinformado, y que resultó ser un profesor del liceo municipal de la esquina, también se metió en la conversación:

- Es que a nosotros en el liceo nos llegan los chiquillos con harta mala base de la escuela. Con decirle que no sabían ni dividir bien. Se hace lo que puede no más.

Atenta estaba una dama de unos cuarenta años. A esa altura había un buen gentío participando, moviendo la cabeza entonces dijo:

- Yo trabajo en la escuela municipal XZ-499. A mi sala los chiquillos llegan con hambre. Tengo que hacer bingos y rifas para poder vestirlos. Con decirles que ayer se me desmayó un niño en mitad de la clase de educación física. Aparte que todavía no saben leer bien. Yo me conformó con que aprendan a sumar y restar. Yo no qué hacen las educadoras de párvulo con ellos. La mala base.

La dama profesora de educación básica, no se fijó que junto a ella había una señorita con delantal verde escuchándole:

- Mire, nosotros hacemos todo lo posible. Pero las mamitas y los papitos no se preocupan de ellos. Llegan todos cochinos. El apoyo de la casa es nulo. Debemos que enseñarles a comer.

Sin embargo, en la misma fila del banco, el ciudadano que empezó diciendo que los mejores debían llegar a la universidad, ya había cambiado de actitud:

- Saben, yo tengo una niñita de 4 años. Va a Kinder. La verdad, a veces no podemos ayudarla con mi esposa, porque trabajamos en una empresa de aseo en donde tenemos turnos cortados de 5 horas. O sea, entramos a las 9 de la mañana y llegamos a la casa a las 10 de la mañana. A esa hora, la chicoca está durmiendo. Pedimos cambio de hora, pero nos dijeron que la puerta era bien grande. No puedo cambiarme de pega porque con mi esposa llegamos hasta 3° medio, ¿Quién nos va a contratar? Con suerte nos alcanza para comer y vestirla. No conocemos las vacaciones.

Entonces un señor de barba interrumpió fuertemente:

- Pero caballero, esfuércese más pues. No sea flojo y saque el cuarto medio.

El ciudadano repelió el golpe:

- ¿Flojo, yo? Deje de estudiar para salir a trabajar. Había que aportar a la casa, pues. Trabajo lo mismo que mi papá para educarnos, con decirle que incluso soy panadero los fines de semana.

Al tiempo que hablaba, el ciudadano se daba cuenta que su propia situación era en parte una desigualdad heredada de sus padres, y lo más probable, si no se hacía algo rápidamente sería éste el mismo destino de su hija.

A ese minuto, el cobro de cheques pasaba a ser detalle entre quienes estaban en ese banco. Ya las cosas no eran lo mismo. Ya nadie pensaba igual en esa fila. Las células a través del proceso de autopoiesis cumplían con su autoproducción.

Entonces, el sujeto que estaba bien informado, ese que daba al comienzo los relevantes datos, dijo:

- ¿Queremos mejorar la educación? ¿Quiere que sea más justa? Bueno, debemos hacer cambios al mismo tiempo en muchas cosas. Para que los padres puedan acompañar a su hija en su vida escolar y, de paso, terminar sus estudios, habría que cambiar la ley laboral. Para que trabajen menos y ganen más, invertir en cultura, salir, vacacionar y no preocuparse del pago del estudio, habría que repartir de nuevo la riqueza, o sea, una ley tributaria. Esa ley podría ayudar a que se vistieran bien y favorecer la higienización, o sea, también habría que mejorar las normativas de salud.

No obstante, el señor de barba seguía con legítima perspicacia la predica del ciudadano bien informado:

- Usted, ¿es comunista? Mire, si usted quiere avalarle la flojera a este señor, quiero que sepa que nadie en esta fila está de acuerdo con lo que dijo.

Sin embargo, en la fila solo abundaba el canto de grillos. Porque en realidad todos conocían a algún primo, hermano, sobrino, padre, madre, abuelo, pariente o algún vecino en la misma situación del ciudadano en cuestión. “Eso se llama empatía” pensó el cajero que veía todo con atención.

El sujeto bien informado continuó:

- Bueno, no soy comunista. Solo me informo. Mientras usted hace puzles, yo leo y estudio.

Haciendo oídos sordos a la ignorancia soberbia del señor de barba, siguió:

- Si queremos cambiar la educación debemos participar activamente con los profesores, no solo exigiéndoles, ayudándoles. Debemos acompañarnos para mejorar, solos no hacemos nada. Si se fijaron, para cambiar la educación y el acceso ésta, también debemos cambiar otras cosas como: el trabajo, la riqueza, los impuestos, la salud, nuestra participación, etc.

Al término que terminaba esa predica, pensó en la última frase:

- Pero ante todo se necesita que cambiemos nuestras conciencias para que nos demos cuenta que todo depende de todo, todos dependemos de todos. Que al final, todos somos todos pelos del mismo gato.

La situación no fue la misma que la del inicio. Nadie fue él mismo después de eso, sus células cambiaron. Si bien, algunos siguieron haciendo lo mismo de siempre, y ésta historia de seguro no es la mejor, un par de personas cambiaron lo que hacían y pensaban. Con eso, es suficiente.

2 comentarios:

  1. Muy acertada su visión. de hecho me lo llevé al mio, espero que no se moleste por esta intrusión en su espacio, solo lo tomé prestado para no olvidar la raíz del circulo vicioso de la pobreza, de hecho lo conozco muy de cerca-- Gracias

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